LOS COROS DEL AVERNO

No, no me refiero al de los corifeos de la boina y la capucha, porque su representación no merece publicidad alguna, con las "serpientes moribundas" se hace uno un bolso y punto.

Claramente, les viene a cuadrar el título, pero es que tampoco se me ocurría otro para definir el suplicio al que somos sometidos no pocos fieles durante los servicios dominicales...
Supongo que no serán todos, y que habrá parroquias donde se haga algún "casting", y no porque tenga que ser en plan profesional y tal, sino por un atisbo de piedad mínimamente exigible para con los feligreses, y en particular, con sus orejas.

Porque con la buena voluntad no basta.
Porque cada vez que escucho sus graznidos, estoy un paso más cerca de la condenación.
Porque algunos se aprovechan de que no puedes huir para colocarte sin anestesia sus deleznables y frustradas ínfulas "artísticas".
Porque alargan excesivamente la Misa, con lo cuál a veces es inevitable conectar el "piloto automático" (también aplicable a sermones, en el caso de que el señor cura no haya sido bendecido con el don de la retórica; y si no, también... porque lo bueno, si breve, mejor)

En este coro, hay de todos los extremos: el típico adolescente ñoño guitarrero, y la abuela que va por libre y que semeja un pterodáctilo al que le están siendo despojados sus huevos.

Y lo peor del asunto, es que ellos lo hacen por colaborar solidariamente y henchidas sus almas de gozo, lo cuál es un punto a su favor sin duda, pero a la vez propician "la condena" de otros, como ya he dicho. Si miro al pariento, que todo hay que decirlo, es aún más bicho que yo, no podré dejar de reír, y casi todos sabemos lo que es que te entre la risa en Misa, en el cole, (en el Parlamento), etc...no puedes parar. Obviamente, no quiero ser objeto de furibundas miradas ni acabar en el pasillo, así que ¿quién es "el malo" aquí?

La solución es simple, o no se canta, o se canta poquito.
Y todos felices, y el Señor más.


Posdata: érase un señor, que a todos los invitados a su casa obligaba a asistir a un recital de piano de su repelente vástago; el nene tocaba como una legión de demonios , y un invitado en cuestión, contemplaba impertérrito y estóico el degradante espectáculo, finalizado el cuál, fue solicitada su opinión.

- ¿Y bien? ¿Qué le parece la ejecución?
-Hombre, la ejecución puede que sea mucho, pero un buen par de yoyas no estarían mal.


Y ya sé que todo el mundo se sabe el chiste, pero viene al pelo del asunto, y además me encanta.