MURPHY ANDA SUELTO

y hace horas extras, oigan.

Yo creo que es porque algún bocazas de esos tan listos abrió el pico y dijo eso de que íbamos a tener el verano más cálido de entre no sé cuantísimos como no se recordaba en tiempos, y esas mismas manoseadas frasecitas que se repiten todos los años "por culpa del cambio climático y tal" a las que no te queda más remedio que seguir la corriente y asentir con cara de panoli si no quieres enzarzarte en discusiones absurdas con el vecino sabiendo que la tienes perdida de antemano porque como lo han dicho en la tele va a Misa, ya me entienden...el caso es que cuando echamos gasolina cerca del Puerto del Escudo con trece grados y un airecillo que se cagaba la perra- (con perdón)- empezamos a sospechar algo.

Sin embargo, esa misma noche, ya en destino, la cosa no fue tan terrible como habíamos presagiado; el ruido ensordecedor que escuchábamos en la habitación, no eran las olas estrellándose contra las rocas debido a la galerna- el mar no estaba tan cerca- sino simplemente los ronquidos vigorosos de nuestro vecino de al lado, y con tales arrullos nos dormimos un tanto divertidos.

El despertar- los despertares para ser exactos, ya que los cinco días nos hemos despertado cuando ese señor y su parentela han tenido a bien- tuvo menos gracia, pues gustaba de abrir los ojos- todos- a horas muy tempranas e intempestivas para vacacionar a mi modo de ver; a continuación ,encendía la tele sin dar al botoncito que indica la oreja para sordos y luego venía una especie de barritar de elefante no apto para cardiacos, que suponemos era para despejar las fosas nasales o los tímpanos.

Cuando ya estábamos jurando en arameo y acordándonos de su santa progenitora, empezaba el aporrear de puertas de las quedadas entre hermanas y "cuññaooos", pues eran tres parejas, y se ponían a vociferar en el pasillo en vez de quedar en recepción a tal hora como seres con urbanidad.

Estos émulos del hombre de Atapuerca- en este caso "de Orce", porque decían "¿te pasa argo, gorda?", se llamaban mutuamente con ese cariñoso adjetivo- corrían acto seguido a pillar en el buffet del desayuno y un día que bajamos más tarde apenas quedaban restos y migajas tras la razzia, aunque debo decir que afortunadamente llegaron repuestos in extremis, pero a la hora de cenar también había que ir con horario de gallina si querías optar a competir por las tartas y las natillas del postre (con la fruta nunca había problema)

Ciertamente, luego se pasaban el día de excursión y se les veía muy felices, seguramente se preguntarían por qué esa siesa y su familia apenas saludaban con algo parecido a un gruñido y no les sonreían al dar los buenos días como al resto, pero es que no me salía; bastante que no presenté una queja y sujeté más de una vez por el pijama a mi santo porque no tenía ganas de fandango, y al final decidimos tomarlo a risa, igual que el frío y la lluvia; porque de sol y playa niente, sólo una mañana y para cubrir el expediente, ahí no había quien metiera el pinrel, y menos el culete..sólo un par de valientes se arriesgaron a la pulmonía.

Cada vez que sacábamos la pata del hotel llovía; sólo una vez que salimos a dar una vuelta al pueblo y nos dejamos el paraguas porque al fín Lorenzo nos picaba en el cogote, al rato nos cayó una chupa todo el camino de vuelta y volvimos como pollos. En cuanto atravesamos el umbral, dejó de llover.

A pesar de todo, lo hemos pasado bien: prados verdes, bosques maravillosos, olor a mar, pueblos preciosos, hermosas casonas cuidadas y rodeadas de coloridos macizos de hortensias, comida riquísima...siempre vuelvo con la mirada enamorada cuando vuelvo del Mar de Castilla.

Y hoy al levantarnos, hacía sol.