EL BARQUITO Y ROBIN DE LOS PROGRES

En estos días se ha conocido la sentencia del caso "Prestige", que ha venido a ratificar lo obvio en el sentido de exculpar al gobierno del entonces presidente Aznar del estropicio, como a su vez ya se había dictaminado desde Estrasburgo respecto a la decisión de alejar el barco.

Naturalmente, los agitadores profesionales y amateurs han puesto el grito en el cielo porque deja sus vergonzantes manipulaciones con el culo al aire por si no fueran suficientes las profecías apocalípticas incumplidas, y además resulta enternecedor contemplar su dolor por la suerte de los mejillones y los percebes cuando la de las víctimas de terroristas y otras especies no les mueve a un mínimo de piedad siquiera, ya que en tal caso queda totalmente excluida la parafernalia habitual.

Aquello fue un ensayo general de los comportamientos execrables que tuvieron lugar tras los atentados de los trenes de aquel infausto mes de Marzo que cambió para siempre nuestras vidas, y en ambos casos con bastante éxito en sus objetivos; parecía que Aznar hubiera ido nadando con un hacha entre los piños a cargarse el cascajo, afanoso de enmerdar la mar océana, y si bien es cierto que se le puede achacar cierta falta de reacción en un primer momento o incluso delegar en otro pasearse entre el chapapote y sufrir las iras directas de los afectados, lo cierto es que poco más, y que las cosas se resolvieron del modo más razonable posible dentro de la gravedad como reconocen la mayor parte de los afectados.

Pero la demagogia vende qtcgs y en España todavía más.

El Estado va a recurrir de todas formas la sentencia porque sería lo más lógico que otros corrieran con los gastos de la limpieza de los estragos derivados del accidente.

Y ya está.

Lo demás queda para la antología del disparate y la infamia.

Antes de que se produzcan nuevas algaradas a cuenta de las posibles nuevas consecuencias que puedan tener las idem y otras burradas o de comentar las polémicas de todos los días y a todas horas, no quisiera olvidarme de un hecho que ha pasado bastante desapercibido con ser algo magnífico.

Han sido vistos Robin de los Progres y sus secuaces.

Han venido a salvarnos de la voracidad capitalista y no se les ha ocurrido mejor modo que abogar por la Tasa Tobin para ayudar a que la clase trabajadora vuelva a tener acceso al crédito y que los ricos sufran. Robin Centella se mostraba orgulloso de la hazaña entre otros camaradas y miembras camaradesas que como él exhibían el gorrito verde con la pluma entre sus manos a falta de las calzas verdes. Ignoro a quién correspondería el papel de Fraile Tuck o Little John y si el de Lady Marian se lo disputaban Soraya Rodríguez e Irene Lozano de "los liberales " magenta, pero para mí queda claro y meridiano quién era el indiscutible líder y héroe de la rebelión, por algo era de mis pelis favoritas de cría y si no la he visto mil veces la vi un millón.

Me imagino al por entonces camaradín Centella admirado ante la pantalla con esos ojillos y la boquita entreabierta ante las acciones aventureras de ese guaperas impertinente que era Errol Flynn.

Lo malo es que me temo que el hombre no se enteró ni miaja porque ni pobre, ni plebeyo, ni republicano, ni anticlerical, ni ná de ná....era un noble, era monárquico, era clerical y respetuoso con las normas y convenciones de su tiempo, y ya apurando bastante, incluso puede que fuese hasta un precursor del liberalismo pues lejos de robar a los ricos para dárselo a los pobres, lo que hacía era restituirles del expolio confiscatorio por parte de un rey usurpador e ilegítimo según los cánones.

Ni una, pobrecillo.

Cuando encarguen el uniforme completo, avisen si hay una colecta.

Mientras tanto, "larga vida al Rey Ricardo"