miércoles, 28 de abril de 2021

TODOS FASCISTAS

 Los sindicatos de Correos son también unos fascistas porque no se pueden creer tantos fallos seguidos del scanner de seguridad, y no solamente el propio de la "Casa Real de" sino también los de distintos ministerios, ya hay por ahí un empleado de empresa externa como culpable propicio, a ver en qué quedan las investigaciones aunque nos lo imaginemos...

Mientras tanto, el discurso acusatorio inflamado pues el acostumbrado de toda la vida de Lenin aparte de que ahora encima le pueden consultar al amigote Arnaldo como experto de comité en parecidas lides; el victimismo ha alcanzado cotas rayanas en el ridículo y Pablenin se ha comparado con un judío perseguido, cosa rara dadas sus simpatías, y los concernidos le han tenido que llamar la atención, pero él insiste en su estrategia desesperada y grotesca cuando no hay nadie en política que se haya librado de estas desagradables cosas sin darle semejante propaganda por razones muy obvias.

Hasta blogueras insignificantes como servidora ha recibido recaditos de tal índole, y también bullying de plastas desafectos (un recuerdo especial para él ya sabe quién), y ni siquiera entonces cerré la opción de comentarios, esos no los publicaba claro, sino que lo hice porque me cansaba estar siempre autocensurándome aunque sea por tener los modales y consideraciones que otros no demuestran.

Que es una terapia, coñe.

A la ministra de Industria, sólo un poco más conocida para la plebe que la directora de la Benemérita que se salta la neutralidad del cargo para compensarlo, en lugar de balas anticuadas le llegó una navaja, y después de esperar un par de días para contarlo y señalar directamente a Vox del entuerto, resulta que la cosa hasta tenía remitente, un diagnosticado de enfermedad mental conocido en multitud de embajadas por su afán epistolar y tenerse por Anacleto agente secreto, esta vez no era el nene Nicolás de tan altos vuelos con la ayuda del periodismo tontucio, pero como folletín no está mal, y si en algún momento las menestras y menestros se van a disculpar por el espectáculo, avisen para no perderse nadie semejante hito, sobre todo si son la "hacendosa" y lenguaraz Chiqui, la carga pública Calva, y la Lastre en el caso del feminismo de cuota, que alguien le diga por caridad a esta última que está haciendo demasiado el ridículo, y que hay hasta una canción famosa de Celia Gámez para lo suyo.

Lo que se pretende dadas las terribles encuestas que tienen, es estigmatizar con aquello del cordón sanitario a los probables apoyos que pueda necesitar el PP para completar la mayoría absoluta pronosticada a Ayuso, y ciertamente algunos no deberían ponérselo fácil mordiendo anzuelos y embistiendo capotes. 

También desviar el foco de atención de los ya numerosos escándalos que salpican al Gobierno por doquier, hasta han tenido que devolver al cajón la reforma judicial pretendida tras otra llamada de atención de la UE tras las solicitudes de amparo del gremio con puñetas y la oposición.


Desde anoche se les ha complicado bastante el show porque en Cataluña fue interceptado un paquete de lo mismo con Ayuso como destinataria.

De los anteriores por ahora se sabe que fueron enviados desde Vallecas y andan revisando cámaras.

Ya veremos si es gente que se aburre, otro que no se toma la medicación, un lobo solitario o cualquier otra hipótesis de las que se barajan sin excluir las del manual del Madurista, algo esto último sobre lo que tampoco se puede ser taxativo sin pruebas del mismo modo que no se puede serlo sobre acusar a otros de aceptar sobres con dinero porque hay concepto jurídico claro referido a las calumnias, aunque ya parezca no importar a nadie.

Un poco más fino que el que empotró una furgoneta con bombonas de gas y fertilizante contra la sede del PP sí es.

Por no hablar del intento real de magnicidio a Aznar, el puñetazo a Rajoy, y otros ejemplos que no merecieron tantos aspavientos.

 En cualquier caso gracia no tiene, aunque ellos mismos se busquen la abundancia de memes con sus diferentes varas de medir y con la sobreactuación incendiaria, amén de patética.

La mayoría de los españoles somos ajenos a esta polarización impostada y queremos normalidad democrática y volver a aburrirnos con la política como es menester en las sociedades civilizadas.


Hay que dejar en la irrelevancia a todos los que juegan con las cosas de comer y nuestras libertades.




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