Ya estamos en Pascua Florida después de otra Semana Santa de más pena que gloria, aunque bien podría haber sido provechosa para la introspección necesaria en tiempos tan poco dados a la piedad y celebraría que muchos lo hayan conseguido, ojalá hubiera logrado esa paz yo que ahora en tantos aspectos me siento no demasiado lejos de la indiferencia general, quizás como mecanismo de defensa ante los excesos de emocionalidad y reactividad que nos desbordan incluso por banalidades o porque los niveles de hipocresía, también entre nosotros los cristianos, de repente me afecten.
En cualquier caso no es excusa para no esforzarse, y reconozco que no me he esforzado, aunque eso sí, siempre soy agradecida cuando puedo disfrutar del aire y del sol o de momentos agradables.
A punto han estado de amargarnos también los paseos a campo abierto con su abuso absurdo de la normativa- no vaya a ser que contagiemos a las nubes o a los conejos- los mismitos que decían que las mascarillas no servían para absolutamente nada.
Menos mal que se les han revuelto hasta los propios de las taifas con playa oliéndose con razón que en ese plan no va a ir ni el Tato, que si no "dense por"
No ayudan a la eficacia y al cumplimiento tales niveles de vaivenes y digodiegos. Tampoco a tener esperanza, cosa por cierto muy importante referida a eso que denominan "fatiga pandémica" y nos afecta a todos en distinto grado sin que se haga nada al respecto.
Qué decir entonces del caos con las vacunas y de las torpes estrategias de todas las instituciones concernidas, por unos mínimos porcentajes de casos ciertamente a estudiar de trombos en una vacunación MASIVA, han logrado empeorar las previsiones de inmunización y dar apariencia de veracidad a un montón de bulos frikis que dedos incontinentes se apresuraron a difundir ya antes de estos problemas como antes hicieran con los "bozales".
Como este concreto asunto va para largo pese a la propaganda de Aló Deprimente, y me huelo que va a ser otro verano a medio gas y con muchos colgados de la brocha, no se puede olvidar que como asunto muy principal la Audiencia Nacional ha determinado que el coronel de la Guardia Civil Pérez de los Cobos debe ser restituido en su puesto del que fue cesado arbitrariamente, y por negarse a incumplir su deber de mantener en secreto las pesquisas sobre el Infectódromo del 8 M y su autorización administrativa habiendo ya advertencias por el coronavirus.
Sin duda ha quedado demostrado que "el honor es su divisa", al contrario que el del juez Grande Marlaska que sólo tiene de grande el fiasco que ha resultado su ejercicio en el cargo y que se ha cargado el curriculum, por no decir que tiene pinta de acabar como Don Baltasarito pájaro gordo aunque recurra y ni se le pase por la cabeza dimitir, qué cosas tienen ustedes oigan, ni que fuera del PP...
Aún no ha empezado oficialmente la campaña, pero sí.
Y como estamos viendo, va a ser aún más caliente y sucia que de costumbre, la joya capitalina merece que algunos no se paren en barras y echen el resto aunque currar les motive poquito.
Como ha dicho el ex vicepresidente ex moño es que solamente un cretino se sentiría bien con tanto trabajo, y eso que nadie le ha visto apenas en actos, así que está encantado en la demagogia y el exabrupto; cierto es que también ha recibido "jarabe democrático" en algún momento, y una sede suya un ataque parecido a los que disculpa a los amiguetes batasunos, ambas cosas absolutamente condenables, parece mentira que le moleste tanto contrariar sus propios argumentos.
La diferencia es precisamente esa, que ellos jalean o disculpan y acusan a los demás falsamente de lo que es habitual en ellos.
Los barrios no son de nadie, salvo que seas de la mafia, porque son de todos y todos tienen derecho a ejercer su libertad
La violencia es INTOLERABLE y hay que condenarla siempre, sea contra Podemos, contra Vox, contra los de siempre que algunos se atreven a tachar de "cobardes", contra el Capitolio llevando cuernos en el coco, vandalizando estatuas de antes o murales actuales, contra iglesias o contra mezquitas, la ejerzan antisistemas perroflautas, chalecos amarillos o antimascarillas que se autoproclaman "el pueblo, por resumir y como se ha vuelto a poner de moda "venga de donde venga" para ahorrarse los matices que existen sobre casi todo cuando para lo que no deben existir nunca los matices es para la condena unánime.
A este paso que me vayan haciendo hueco los monos y los llanitos en ese peñón de piratas.
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