La semana pasada no hubo tiempo para terapia, y el fin de semana no me apeteció, cómo andará la cosa de la motivación con tanta gilipolluá.
Y no será por falta de asuntos para despotricar...
Si lo difícil es sobre cual y hasta dónde.
Ahora por ejemplo te la juegas por decir un piropo y en cambio es venial ciscarse en la Virgen o en la Corona.
Sin ánimo de ser exhaustivos, como decía aquel, los abundantes digodiegos en la hemeroteca y videoteca de Perico de los Palotes, ya sea a cuenta de jamás pactar con los populistas y no ser presi a cualquier precio, o a cuenta del indudable delito de "rebelión" de los catetonios con butifarra hace un año, ahora tremendamente dudoso por hipotecas de conveniencia, vaya fastidio de tribunales para los presupuestos.
Hablando de hipotecas y tribunales, el pifostio servido por sus señorías supremas, con tufillo populachero y tiro en el pinrel incluidos, y que por descontado acabaremos pagando todos; una cosa es que hayan existido cláusulas abusivas, y otra que resulte del todo ilógico que le toque pagar un impuesto al que te concede algo por ti solicitado, seguramente sea un impuesto improcedente como demasiados, pero vamos, mucho sentido no parece tener sin necesidad de ahondar en retroactividades y contratos convertidos en papel mojado según ambientes.
Siguiendo con pifostios, lo de Eventos Manoli ya se queda cortísimo, hay que ir por Madrid en burro o en patinete, aunque visto lo visto, y lo que se avecina si San Isidro no interviene y se consuma la patochada de "Madrid Central", sólo para manteros y residentes, lo más rentable será utilizar el coche de San Fernando o directamente renunciar a visitar Los Madriles- salvo emergencia- hasta que alguien piadoso inhabilite a la chochaflauta municipal o las urnas la manden a casita a hacer jerseys y pastelitos de la risa para los okupas.
Mientras se acuerda de sus antepasados todos en un atasco interminable o sólo le es permitido avanzar a 30 por hora y le adelantan las hormigas, usted podrá contemplar como los ciclistas pueden saltarse el semáforo en rojo y girar a la derecha o ir en ambas direcciones en ciertas vías.
Algunos están haciendo que los ciclistas me caigan tirando a gordos, lo dejo caer...
Y no siempre la culpa de los accidentes es de los conductores.
Ya llevo dos anatemas.
A ver si llego a tres.
Del aniversario de la republiqueta de ocho segundos y sus heróicos valedores comprendan que es un tema trilladísimo y como lo que les interesa es que se hable de ellos hasta la extenuación, y si es mal mucho mejor, es moda recurrente últimamente por demasiados para vivir del folletín lacrimógeno victimista, pues para qué darles el gustazo si ya tienen a los medios para cubrir hasta cuando se tiran pedetes.
Susanota también le ha cogido el gustillo a esa canción, además de la de quién maneja mi barca, y ahora resulta que criticar sus nefastas políticas que les tienen los últimos en todos los ratios salvo en corrupción, es insultar a los andaluces.
Perico se ha ido de precampaña a aquel cortijo con el Consejo de Menestros y Menestras, en avión oficial de nuevo, no vaya a ser que alguien en el AVE le suelte las verdades en la cara como en el Congreso y tenga que hacerse el digno después de las cosas que ha dicho y hecho él a todo el mundo y las compañías que prefiere.
Que dice que ahora sí que sí que van a hacer un plan de empleo para Andalucía.
Después de tres décadas seguramente vuelva a colar.
Las pilinguis por lo menos tienen bastante curro, como los síndicos del langostino, no se podrán quejar.
Hasta diez veces se equivocó uno de la Junta con la tarjeta en el club de alterne, toma despiste.
Claro que al lado de los dinerales despistados de los ERES, pecata minuta.
Para despiste también que se le pasara al presidente declarar zona catastrófica los pueblos destrozados por las lluvias torrenciales de los últimos días, una persona tan entregada y sensible
siempre.
La tarjeta para "arsa pilingui" y los tarjeteros black, muchos de los cuales han entrado esta semana en el trullo, aunque solamente nos han enseñado todo el rato al mismo, y perdonen el juego de palabras facilón.
Algunos incluso se gastaron más y no devolvieron la pasta, pero da lo mismo.
No deben ser atractivos a la cámara según criterios periodísticos.
Qué intolerable discriminación.
Para ir acabando, se les ha vuelto a ir demasié la pimienta en la olla del CIS y toda España se pregunta por qué con semejantes resultados molones, no convoca mañana mismo Perico elecciones.
Es una pregunta retórica, como obvia es la consiguiente respuesta.
Por ahora, clarinete.
Nunca subestimen la memoria de pez de la gente y el lavacocos de utilizarlas como medio de propaganda.
Y nunca subestimen el poder de la merma.
Tres.
La izquierda en general, y la ultrasiniestra podemita en particular, están que trinan porque se creen con el monopolio de ejercer la demagogia barata y solamente es aceptable cuando les sale rentable a sus posaderas y andorgas.
También hay un sector de la derecha que practica lo mismo que critica en la orilla de enfrente haciendo la vista gorda, o directamente la ola, respecto a las mamarrachadas y excesos de los de su espectro, por lo visto entre ellos no existen los radicales ni los populistoides imbéciles.
Cuatro.
Y luego ayer los cagapoquito veletas hicieron otra de las suyas retirando el veto que junto al PP mantenían en el Senado al presupuesto ruinoso.
Es postureo más que nada, hace algún tiempo que el niño Vicente no era el centro del foco como cuando lapidaba jacobinamente presunciones de inocencia y condicionaba la gobernabilidad por cosas de risa al lado de lo que ahora acontece...concretamente desde que por la encuestitis inflada le pusieron la moción fraudulenta en bandeja a Sancheztein.
A Rita Barberá ya nadie podrá nada devolverle, pero a la senadora Barreiro siquiera una disculpa pública ahora que se ha archivado todo después de la picota y la hoguera no estaría mal.
No creo que ocurra, los ungidos nunca se equivocan.
Aquí por lo visto sólo tenían que pedir perdón el Rey Emérito y el PP.
Los demás entre Teresa de Calcuta y Doña Inés del alma mía.
Más bien el Don Juan apócrifo.
Me voy a por el flagelo.
