miércoles, 16 de junio de 2021

 Aparte del éxito de la concentración contra unos indultos ya decididos, el papel mendicante de Su Sanchidad por los pasillos tras Biden, y un largo etcétera, pasan otros acontecimientos mundiales.

Es una verdadera lástima que no tenga hoy el talante malévolamente divertido que hace exactamente seis años, cuando al cumplir los cincuenta me salió sobre la marcha uno de los mejores escritos que he parido.

Voy a hacer un esfuerzo anímico para celebrar lo que cada vez más viene siendo una "putada", aunque seguramente será luego para bien, y más todavía en el caso de ser señora, pero esta vez me pilla muy de bajona, no solamente por haber traspasado ese umbral intangible en que las mujeres pasamos de ser objeto de atenciones a objeto de condescendencia, a menudo burlona, cuando no directamente cuestionadas por cuanto decimos porque absolutamente todo lo que ocurre es debido a la "meno", cuando la "pito" produce infinidad de casos de estulticia aguda galopante escasamente publicitados y sofocos ajenos.

Sin ir más lejos, a una amiga mía que fue varias veces a urgencias hace unos años, la mandaron a su casa con esa mencionada condescendencia referida a "los nervios" y al poco tuvo que ser ingresada porque era un neumotórax lo que dificultaba su respiración, y no es tan excepcional su caso...

Así que el estar en "una edad muy mala", ya para siempre, encima va asociado a tener que soportar tontopollas (por aquí no anda el merluzo de Zucky y me estoy desquitando, ya me perdonarán que también es terapia, y si no hoy no miren) 

No solamente sino también porque todos llevamos varios años de mierda en general, y también en particular, y el mío presente ha sido incluso peor que el anterior, y eso afecta a sentimientos y caletres.

Ya mencioné de pasada un dinosaurio que vivía en un rincón y asomaba el cuello de vez en cuando, hasta que se plantó en mitad de la habitación y ahora se ha hecho dueño, yo sola no puedo echarlo pero también hay que querer intentarlo antes que fingir que ignorarlo es lo aceptable.

Tengo a menudo la sensación de ser un hámster en la rueda en bucle, deseando salir de ella pero a la vez intuyendo que el cambio necesario quizás no será a mejor, lo que con frecuencia es descorazonador; lo que sí es suerte es que el genio que habitualmente me hace salir de atolladeros, en esta ocasión está, salvo momentos puntuales, bastante apaciguado, lo que nunca se sabe es hasta cuándo.

Y lo que sí sé es que los cacareados resiliencia y pensamientos positivos son muchísimo mejor que todo lo contrario, pero no arreglan los problemas en sí por mucho que lo vendan; con algunos de ellos sólo cabe "conllevar", transigir, conciliar, y llegar a puntos de encuentro.

Mientras tanto, hay que procurar no perder la esperanza aunque las perspectivas no inviten, y vivir más que nunca un presente en el que seguimos teniendo cosas buenas que agradecer.

Este formato de lanzar pensamientos al éter es cada vez menos utilizado y demodé, pero para algunas cosas sirve infinitamente mejor, y también hay ocasiones en las que eso de que nadie es profeta en su tierra lo mismo, ojalá con la palabra directa y conveniente no fuera una nulidad expresándome.

"Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo, y la sabiduría para reconocer la diferencia"


Y a ver si los 56 son un poco mejor, coñe.




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